lunes, diciembre 25, 2006

Pasame la botella!....

Nuestra familia es muy unida, sobre todo cuando se tratan de eventos especiales. Hace más de cinco años, la afamada boda de uno de mis tíos fue la ocasión precisa para juntarnos nuevamente. La ceremonia se realizaría en Chiclayo por eso empacamos nuestros atuendos, embarcándonos en un viaje que jamás podremos olvidar.

Muchas cosas sucedieron durante nuestra estadía en aquel departamento maravilloso, Lambayeque, pero existe una anécdota en particular que más que bochornosa resulto a mi parecer cómica y por ende digna de contar.

El día había llegado, el vestuario de la hermana del novio estaba listo después de haber conseguido un costurero excepcional que logro levantarle la basta, mi padre. El traje de este último se encontraba impecable, mi vestido más que lindo era poco original, una copia nada inteligente del vestido de mi prima; la gringuita Stephanie; idea de nuestras madres por supuesto.

La familia entera estaba casi lista, aunque claro no faltaron descuidos con los que de seguro los novios no contaban horas antes del matrimonio. Mis tíos, mi abuelo e inclusive mi padre tuvieron la gran idea de tomarse unas cuantas copitas, y así lo hicieron. Para la hora pactada todos estaban preparados aunque claro la resaca era obvia, sobre todo para uno de mis tíos a quién el alcohol afecta de manera abrupta.

Reunidos fuera del hotel tuvimos que cubrir los mínimos detalles, arreglarle la camisa a mi tío, aquel quien parecía ser amigo del alcohol. Abundante gel para mis tías, después de una ida rápida al peluquero; y un vasito de anisado para los nervios.

Los novios estaban listos, la familia estaba reunida, ¿pero donde estaba el padre del novio?, era lo que todos nos preguntamos empezando el baile nupcial. "Acérquese a bailar con la novia", repetía el juez, buscando con la mirada a mi abuelo. De pronto, "Dios mió, se quedó en el cuarto", respondió mi madre, aquel que habían cerrado con llave minutos antes de salir del hotel.

A falta del padre el novio acento la cabeza, decepcionado y triste a la vez. Desaliñado y falto de conciencia, mi tío aquel famoso amiguito del alcohol, levanto la mano, camino hacia los novios, y pronuncio algo que ridiculizo aún más el asunto: "yo soy su padre". El hermano mayor tomó el papel del padre que falto de conciencia se quedo dormido.

Sujetando su cintura la llevo hacia la pista de baile, susurro algo a su oído y se animo a reír sin vergüenza alguna. Los novios danzaban a su gusto y el incidente no pasó de aquello un mero incidente, que logro sacar carcajadas a más de uno y que ridiculizo a muchos otros.


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