jueves, mayo 29, 2008

Al maestro ¡Con cariño!

El es alto y encorvado,
usa lentes y no te busca.
Su voz es lenta y difusa,
a veces resulta un poco confusa.

No esta muerto, ni es distante;
Su persona lo hace grande:
Gran tímido, gran aburrido;
él sigue buscando un camino

No se da cuenta que pierde su guía.
Nadie lo quiere, nadie lo estima.
Todos se duermen, nadie lo miran;
unos conversan y otros caminan.

Se lavan la cara, regresan y miran:
La diapositiva, pues él no se anima.
Algo súbito pasó este día,
un taladro animó su hora.

El habla y no se le escucha,
a la voz moribunda que nos tortura.
Termina la clase y conversa,
sobre su vida que no me interesa.

A veces se ríe imitando a Manrique,
produciendo burla mas no alegría.
Me da pánico ver su rostro,
me recuerda un barril sin fondo.

Pareciera que caigo a un abismo,
donde lo veo con un abanico.
Hasta Lucifer escapa de su conversa,
pues nadie lo quiere tener muy cerca.

Dios le ha cerrado todas las puertas,
Mientras los ángeles le tiran ciruelas,
a ver si no se atraganta con una de ellas.

martes, mayo 20, 2008

Reina de los sueños


Viene la reina de los sueños
a cantarme melodías.
Cierro los ojos lentamente
apreciando su sonrisa.

Ella es linda y acogedora,
es esbelta y minuciosa.
Su piel es blanca como leche,
parece un ánima divina.

A mi lado esta sentada
tocando con aprecio una lira.
Música encantadora,
magnifica poesía.

Mis pupilas se dilatan,
cierro los ojos lentamente.
Con periocidad trato de hallarle,
pues ella me ilumina.

Me incita, es un deseo,
una plácida agonía.
Morir entre sus brazos,
tibia tan tibia.

Miro su rostro casi perfecto,
y hallo en su mirada una paz que sólo es mía.
Sus ojos son reflejo del cielo en madrigada,
un color infinito, el azul que yo esperaba.

¡Ojos lindos!,
han penetrado en mi alma;
cuál flecha sombría
que Cupido hoy dispara.

Me enamore una vez de esa mirada,
de esos azules placenteros
que hace mucho me dejaron
una cálida esperanza.

Reina mía, ¡oh te quiero!,
pero tu ya tienes dueño,
y yo aún espero su llegada.

El rey me ha prometido
cuidarte siempre, siempre,
y por mi cuenta corre que él feliz te haga.

Mientras tanto yo,
seguiré esperando su llegada.

Nada


¡Óyeme!; me grita una voz a lo lejos;
¿por qué tan triste y sola?,
¿acaso no tienes amigos?.
Me sonrojo y me embarga el dolor.

Tengo algo en el alma
que me agobia por dentro,
me toma inconscientemente,
y me hace débil.

Es como si descubriese
que no soy nada.
Una inútil que se oprime el pecho
para hallar su corazón.

Soy nada,
allí sentada mirándolo todo.
Perdida y llorando,
sofocándome con mis lágrimas.

No he hecho, no soy nada.
Solo soy materia inútil,
servil para algunos,
y provecho de otros.

No soy feliz, no soy amena.
Me siento triste y acongojada,
mis fuerzas se han ido, y mi mente esta vacía,
sólo tengo a mi conciencia como única compañía

Desearía ser la de antes;
revolotear de lleno al viento,
correr por pastizales,
reír y no parar de contento.

Quisiera ser princesa y,
que me proteja una mano amiga,
que mi musa me llene de besos,
y mis padres me bendigan.

Quisiera ser la misma niña soñadora,
no la perdida mente que hoy se turba.
Quisiera correr, saltar, brincar, reír,
caerme y volverme a parar.

Quiero esa energía,
quiero mi vida recobrada.
Solo quiero ser la de antes
porque hoy no valgo nada.

 
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