martes, mayo 26, 2009

Maleficio

Maleficio de pocos, un embrujo del mío. Tu sabor se trastoca, el paladar sucumbido. Te miras frente al espejo, ¡Oh, ya no eres el mismo!.... No te perturbes, no hay respuesta que descifre el delito: El de llegados los años, y no haber vivido. Calidez intrínseca en sus palabras de elogio, en su música que alienta el placer de sus ojos. No comprende, no razona. Pobre hombre, pobre niño. Una cápsula que engloba su espíritu apaciguo, tanta paz remonta. Él no es agresivo. Si de sobrevivir se tratase, el moriría en penumbra, dejando que todo pase y a él lo lleve a la tumba.

Sodoma

Si te fuiste de su lado, no busques un consuelo. Mira detenidamente, entonces, el reflejo del ursuelo. Ése que se formo sobre tu mirada, engatusada por mentiras, traiciones vagas, pasajeras. Dolor inmune que preparas, cual veneno recóndito y prohibido. No acostumbres ser galante, de tu vida un carroñero. Mal por bien yo he de darte, para que aprendas tu destino. Aquí el que nace con conciencia sabe bien cual es su delito. La bondad es mala compañera, no es guía, es un mendigo. No sucumbas, no razones, no hay destino ya escrito. Bienvenido a Sodoma, soy tu guía, soy tu amigo.

¿Y quién quita lo vivido?

¿Y quién quita lo vivido? Todo fue buena ventura de lo significante del mañana, de lo querido del ayer. Mas, haz dado en la llaga del sufrir recóndito en la vida, y te sientas con desgana a revivir recuerdos del pasado. Renovar las insolencias de tus actos pútridos, de tu inconstante melancolía; servida en bandeja de plata sobre el mantel que recorren tus caricias. Ya no eres el mismo de antes, ya no buscas la inocencia. Eres ahora un errante del futuro prosperó que ensueñas. ¿Porqué apartas la natura, la sincera devoción del alma mía?. Creo haber dicho todo: una triste y amarga melodía.

miércoles, mayo 13, 2009

Caer

Y temo caer nuevamente. Y temo que la aflicción me revuelva la conciencia. Y temo que el placer me corroa, y encuentre en brazos fuertes un consuelo. Temerosa voy escogiendo mis pasos, midiendo mi tiempo, analizando mis palabras, oprimiendo pensamientos.

Y deseo gritar, revolcarme en el piso, jalarme el cabello, desnudarme de a pocos, palparme con ansias y dejar me lleve ese súbito complejo de sentir que alguien me observa y me toma con fuerzas. Agresiva, insípida, exigente, quiero más de lo que me dan.

Deseo de un animal en celo. La luna llena hace efecto y ahora recobro fuerzas. Mi instinto, mi apetito, mis ganas, mi pasión. Mi sangre muy tibia sentida en mis venas con fuerza llega ahora al corazón que palpita rápidamente. Desalojo de cordura, no hay saber de por medio, solo un hambre, eso.

La mirada pausada, los ojos salen de su orbita. Me gusta, lo siento, y todo va bien. No es amor, solo es deseo. Parece no acabar, parece no encontrar un fin, solo tiendes a regocijarte en la piel, en el aroma, en las caricias, en el sudor, el calor, el sabor, la textura, la suavidad de los cabellos, la aspereza de unas manos fuertes sujetando a toda prisa tu miembro.

Me carcome el pensamiento, las ansias, las manos no quietas. Me corroe lentamente y no queda nada. No hay nadie en esta habitación, no hay miradas, no murmullos. Solos en la alborada, en la cama, en la habitación, en ese interminable brote de lujuria, en ese insaciable deseo mío por conocer.

Llevada al extremo no se juzgan las insinuaciones, no se trata entonces de decir que al día siguiente seguiré viéndote. Solo una noche, solo eso. Un deseo satisfecho y nada más. Que no hay ataduras de por medio, que no existe una conexión del alma, fueron dos cuerpos despojados de todo rastro de razón. No hubo conciencia en la recamara, no hubo pretensiones de por medio. Sexo solo eso.

Y sigo caminando, y el deseo ya no solo es tuyo. Es de varios. El perfume se percibe en ojos de otros. Y abren el paso, voltean y comentan. Raro acontecer de un mañana, de un presente, del saber que habrá un quizás.

 
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