lunes, agosto 09, 2010

INTRO

Cuando necesites algo, yo estaré. Bebe tócame y hazlo por mi. Yo estaré donde quieras que estés. Yo estaré si en la soledad necesitas de mí. Y si algo se escapa entre tú y yo, estaré allí. Bebe ¡please!

Demonios duraderos en mi mirada, ángeles rojos con alas doradas. Estas listo para sentir el calor del paraíso, de la tentación en la cama. Y mis muñecas se estremecen, con mis caricias. Dejare todo el sudor en mi almohada, la fuerza de mis dedos. Tocarme te incita, sabes que lo estoy gozando.

Nuestra locura no se compara ahora a lo que siento por dentro, es un placer que dejo por todo mi cuerpo. Tocándome lento y desprendiendo el goce por cada ranura, por cada brote de poro lleno de placer. Se siente tan bien, se huele bien lo que toco por dentro, sé ahora porque te encanta saborearlo, a mi me fascina.

Y turbo las caderas que se acondicionan para con mi pelvis, presentando el instante preciso en que pretenda introducir el instinto. No preciso de tu juguete, de tu maldito cariño. Solas las dos en la cama, rozando piel morena. Rozando piel rosácea. Queriendo. Bebiendo. Sintiendo. Gozando. Luchando en las ánforas de la ternura. Yo saciándome sola. Mi instinto contra mi persona. Lo adoro, y te adoro también a ti.

MENDIGO DE LA NOCHE

Y adonde fuese el pasajero de la noche, encontrábase metido en grandes pleitos. Con pasos perdidos, no hay nada más en mente, todo blanco y neutro. Detrás de la esquina, una escena apasionada. En el poste dos amantes compartiendo sangre y cuerpo. Su pasión se eleva, el morbo aclama. No se desprende de la escena. Dios bendiga ese suceso.

El la sujeta contra el poste, levanta su minifalda. Baja su cremallera, la penetra fuerte y muy parejo. Si tuviera una cámara - el caminante piensa. Ella se desborda en celo, mientras lo besa con crudeza, y el amante suya con sus manos toca su senos apoyándose con mucha firmeza. Una puta con un cliente, ha perdido la razón y junto sus labios. Pasión o necesidad, entonces preguntase.

Que no cabe el tiempo, y el siente que cae la noche sobre su cabeza. No es su culpa sentir un cariño inmerso, sentir la necesidad de querer ser amada. Entre sus gemidos, su baba. Entre el orgasmo que se incita al tocarla. Ella una lagrima derrama, pues no todos sus clientes delirante entusiasmo empalman. Fuerte y parejo - el caminante aclama – que no se vaya la luna, que persista la noche que el pudor no escapa.

Que turbia se ponen las aguas, el manso cordero de Cristo escapa. Que su sed se desprende del todo, con su piel virgen y lozana. Es sexo aturdido, es desgarre malsano. Condenados estamos los vivos. Malditos quienes lujuria aclaman.

domingo, agosto 08, 2010

YO SIENTO

Sobre tu cuerpo, rozándote. Que más se necesita para enderezar el espíritu sino acaso el recelo que se impregna en mi piel con el dulce palpitar de tu pecho. Y tus manos sobando mis senos, y tu boca acariciando mi ombligo. Tu con ternura sobando mis piernas, yo con paciencia penetrándome muy dentro.

En tu figura se nutren mis deseos y nuestras fantasías no ameritan más momentos. Yo sujetándote con fuerza por los hombros, tú sujetando firme mi cintura. Yo gimiendo con locura, porque eso me va embargando cuando tocas. Tú mirándome fijamente a los ojos, y tu voz se agudiza en tus suspiros.

La noche se hace larga en el cuarto. Las horas no cuentan en ese preciso momento. Una figura empalmada en mítico encanto, trasluce el deslumbre de Marte hacia Venus. Yo sobre tu torso bien descrito, entre mis versos, mi prosa y mi almohada. Yo en una danza lenta, y corroída por el sudor de nuestros cuerpos.

Yo siento venir el gran momento, yo te siento dentro, muy dentro. Todo no cobra ya extrañeza, tu y yo en un encuentro venidero. La lujuria esta impregnada en el aroma, en el sabor de tus labios y en los míos. ¡Te quiero maldita puta!, te quiero.

PRESA

En nombre de las artes callo y silencio con mi boca el palpito escondido. Con renuencia imploro que me acomodes junto al lecho. Yo por ti naufrago entre lágrimas que se acomodan en tu cabello. Yo a la noche imploro que te tenga siempre así de lindo.

En penumbra se esconde mi tormento, y los demonios que guardan mi memoria. El recuerdo de tener tu desconsuelo atado a mi fiel seguidor de noches ya pasadas. El amor que se hace al olvido, la renuencia de vivir atormentada. Yo le imploro y le suplico vuelva fuerte el desconsuelo, yo me escondo en orificios llenos de metal carroñero.

En sus negros ojos cual azabache caballo va latiendo entre mis venas, cual galopante torturar de la alacena, cual bestia salvaje que atina a tomar mi cuerpo con certeza y me convierte en victima, cómplice y concubina. Yo su fiel seguidora, su mujerzuela, su puta insaciable de noches turcas.

Con tu arrebato de niño infante y tus locuras asociadas a mi pecho. Con mi pezón en tu boca y mi vientre en tus manos, vas subiendo la temperatura a destiempo. Tú desorbitas mis ojos, mi mundo y mi todo. El solo verte allí tan despierto, hambriento y sediento de placer, morbo, sexo.

Correspondes a mi insania con gracia estúpida. Correspondes a mi perturbada mente con juegos y fantasías. Correspondes a mis ansias locas por darte un beso, correspondes a mí en todo y nada más que eso. Yo seré tuya por siempre presa, caníbales ambos devorando el cuerpo, insatisfechos de jugos de liquido espeso, de miel, de sudor, de prematuro embeleso.

Por la vida van las abandonadas, como frutas podridas caen del árbol maduro. Yo en cambio tú fruto predilecto que no cesa en tu boca y se despliega en tu cuerpo. Yo en cambio tuya amado mío, amante perdido de noches pasadas, corredor de mi mente, de mis intrigas jugaste muy bien y la tienes ganada.

domingo, agosto 01, 2010

HEMBRA


El se apersonara con firmeza en la noche y sujeta mi cintura entre sus brazos. El no acondiciona el clima del momento, solo el instinto estará de su lado. Yo no me aperturo a pensar en las pasiones, quizás solo busque besar sus lindos labios. Y el contemplando los míos con dulzura, se acerca despacio. Muy despacio.

El me toma por el cuello, yo respiro profundo y contengo el aire. Se va prendiendo en mí el fuego, yo ardo. Mi cuerpo arde. Tú sujetas mi cuerpo con firmeza, con esos fuertes brazos que denotan tu escultural figura. Tú me besas y yo te sigo, desnudos los dos. La noche esta en penumbra.

Caemos cual plumas. Muy lento caen nuestros cuerpos sobre la tibia cama del cual espero abrigo. Sigues besándome con ternura, y yo suspiro en tu oído. Tus manos rozando mi piel lozana, yo sujetando con fuerza tu nuca. Tu embelesado con mis caderas, yo pidiéndote más por si lo dudas.

Besas mi cuerpo dejando tu baba. De mi boca te diriges hacia mis piernas y te quedas allí, tú sabes bien lo que nos gusta. Ahora me miras y sujetas fuerte mis caderas, contemplando mi cuerpo en ángulo completo. Metes tu rostro y me brindas caricias. Me miras mientras y te lo agradezco. Yo gimo fuerte y tú te diviertes, te encanta saber que lo disfruto.

Es mi momento ahora y te tomo con firmeza. Soy yo quien estoy bajo tu rostro. Te miro y me gusta lo que aprecio. Tu rostro de excitación, tu fiel asombro. Tus ganas de pedir más. Tú has deseado por siempre mis labios. Ahora te encuentras de ellos preso. Serás mío como siempre, solo mi hombre y nada más que eso.

MARTIRIO DE MI INOCENCIA

Ya no cesa más el oscuro pensamiento. De mi vida este ya es mi compañero. En la helada mañana de invierno, en el bus alegórico que aclama, en las labores y los tiempos de descanso. Sentada, pensando en tu lozanía, en tu cuerpo tallado como un Dios Griego. En tus brazos tocando mi cintura, en tu boca penetrando en mis menjunjes. Sentada yo con estimulo incesante, aun si reprímeselo quisiera. Corroída yo por un deseo apasionado, sentimentalista cuando recuerdo los detalles. Apasionada cuando revivo mis locuras, sensata y cuerda cuando no olvido mis palabras.

Decidme que cometo cruel injusticia, que mi corazón no se debe permitir incrustar la espada, que no he de tratarla con manta fina ni tampoco con tormentoso destello. Que no jugare más ya con el pobre, que no se lo merece pues ya esta dañado. Que una cicatriz más no se merece, que debí aprender a no juzgarlo. Que un sentimiento no se amerita, ni decepciones que lastimen un corazón herido. Que por mucho dije no llegaré a amarlo.

Y ahora es la razón quien se acelera. Quien me lastima con cruel pensamiento. La que a una fría celda ella me condena por no haber cumplido mi cometido. Yo le fui fiel, Dios bien sabe que lo he sido, pero hasta hace poco cometí cruel delito, me enamore o al menos creo estarlo, de un hombre que no me ama… Cruel martirio.

Realmente no se sí el me quiera, como creo yo le estoy queriendo, pero algo puedo decirle al fiscal si me lo permite: Temo señores. Yo tengo miedo. Porque una vez ame con pasión única, pero este sentimiento no fue correspondido. Yo tengo temor si cometo el error dos veces, y ya no quiero permanecer callada. Yo prefiero morir mil veces y no volver a salir lastimada.

Oh, ya sé no debí escupir al cielo. No debí decir que no le amaba, pues mientras con más firmeza voy negando el sentimiento, con mayor fortaleza se acrecienta la morada. El corazón lo voy conteniendo. Pronto debo darme prisa de no caer en esta trampa, la que fui formando ingenuamente y a la que hoy soy condenada.

MIA


Por las mañanas de verano con un sol que renace,
con la madrugada tibia y el aire fresco.
Por las mañanas de invierno,
caliente en mi cama tempano de hielo.

Descansad madrugadora incesante,
repetida en mi memoria se aclama el pensamiento.
Dejad que las horas pasen
que aquí abrigándote se va el tiempo.

Permitidme incrustarme en tus sueños y
abrigar también tus anhelos.
Dejad que cierre tus pupilas
con un beso suave y placentero.

No dejad que tus brazos se entumezcan,
que sean libres como el viento.
Que tu cuerpo entero sea como un ave,
que no haya ya más sufrimientos.

Que no te aclamen los deberes
dejadlos lejos, muy lejos.
Que no te oprima la fortuna
que aquí conmigo estas bendita.

Que el menester de tu colcha,
como yo, te proteja de la fría corriente.
Que tu almohada sea compañía
y que a mi lado estés por siempre.

 
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