sábado, octubre 28, 2006

Susurro

Mejor calla y observa
al lado tuyo alguien susurra.
Los ojos se nublan,
se forma una grieta,
el corazón late fuerte,
desnudas tu ser.
Toda cual eres:
suya, toda suya,
siempre suya.
Hasta que esto acabe.

¿Estás bien?

Dime si estas bien,
talvés pueda ayudarte.
Todo lo que pidas te dare,
lo sé, parezco Papanoel.

Dime si estas bien,
pues quiero verte feliz.
Una sonrisa no bastará,
deseo alegrarte la vida.
Ven comnigo cada noche,
se hace pesada si no estas
y no digas ok, dí que me amas.
Todo estará bien
si me haces feliz en sueños.
Estando a mi lado
el mundo dejará de exístir.
Estando contigo
todo cambia.
¡Ven!, no estes mal
Comnigo encontrarás alegría,
carcajadas querré arrancar de tus labios,
respirar el mismo aire,
contagiarme de tu hedor.
Disfrutar esos momentos
complaciendo el corazón
Cuando estes bien
y hayas consolado mi alma
no bastará un te quiero.
Deberás seguir mi camino,
serás feliz a mi manera.
Ahora dime, ¿estas bien?

Muy triste

Sin sentido busco una ronda más, hablo sin parar. No sé que hacer, talvés mi mundo acabara, siento que estoy un poco así... muy triste

No sé que hacer tal ves despertar... muy triste Si deseo beber siento que vomitare, si quiero sonreir siento que lo hago mal.
No puedo vivir con lo mismotodo esta mal, siempre esta mal. Debo acabar, ya no puedo soportar muy triste

lunes, octubre 23, 2006

A tu memoria

Pequeña y de gustos raros, saltabas e inclinabas tu cuerpo empeñada en alcanzar el objetivo. No te conformabas con una, querias varias, y esperabas el momento opurtuno para hacerlas presas de tu ansia de apetito incontrolable. Se había olvidado de ti, no te recordaba, no venia ni te buscaba, caminaba por allí sin darte importancia.

El mundo era extraño para ti, apenas cubría unos 50 x 80 cm. de alrededor, no podías moverte y sentías cada día ese pesar, la libertad. Pusiste tus patas sobre la luna y te percataste como muchas veces que ese no era tu lugar.

Extrañabas lo pasado y tus lagrimas se confundian con el agua sucia y repugnante, que aturdía tu pequeña cabeza puntiaguda y prehistórica. Te ahogabas, te asqueabas y no podías expresar más que sufrimiento. Te hacías debil y tu cuerpo se transformaba en un pedazo humedo y mogoso pegado cada vez más a tus órganos internos.

Estabas debil, super desnutrido y seguía pasando por allí sin prestarte atención, te había abandonado. Las ansias locas, el deseo empedernido por cumplir contigo y hacerse cargo de ti se habían ido. Andaba ocupada y el pretexto fue tal, que pasaste al olvido.

No podías más , era grande el sufrimiento, el dolor acaba con tus ganas de sobrevivir en el campo donde se concentraba tu hedor, tu porqueria, tu resentimiento. Esé donde la tristeza, amargura, odio y rencor, se apoderaron de tu vida, y por ello deseaste su mal, su pesar, sus lagrimas, su muerte.

No tenias fuerzas, ya era muy tarde, la muerte te acechaba y lo sabías. Te preparabas y con un último aperitivo quiziste alcanzar la gloria, pero no pudiste. Te rendiste, te abatiste, cerraste los ojos y nunca más los abristes. Por fin fuiste libre.

Tu cuerpecito inerte siguió en la pecera, despúes de muchos días, y se percató de tu existencia tras observar el agua marrón oscuro que se impregnaba de un olor repuganate. No te podía ver, habías muerto. Cual fina hoja de papel flotabas en el agua inmunde, y tu deformidad era tanta que lograste que derramara lagrimas, que sufriera y que se abatiera ante aquella escena, ante aquél drama que sentenciaba su falta de responsabilidad y la forma en que se convirtio en un monstruo vulnerable.


domingo, octubre 22, 2006

¡Joder!

Salir a pasear y disfrutar un fin de semana. Algo poco común y cuyo disfrute deseo con ansias desde que empezaron mis prácticas. Me desvela en las noches cuando ansio salir al día siguiente para no estar en casa, soportando a mis padres y a las alimañas (hermaos).

Surgío un momento en mi vida que decidí no salir de casa. Encerrarme tras la puerta de mi habitación y divertirme a mi manera, dibujando, escribiendo, escuchando música y cantando.

La vida afuera era aburrida. Los días en que corría por la pista persiguiendo a mis amigos, ya pasaron. Aquellos en los que las escondidas y las chapadas me entusiasmaban a cada rato, y en los que sentarme con ellos a jugar a la botella borracha me había desinteresado por completo. Ahora, queria sentarme frente a mi comoda, prender la lámpara y ponerme a leer.

Empezé a preocuparme por mi educación y por cosas que a lo mejor no me interesaban con anterioridad. Preguntaban entonces ¿qué me sucedia?, ¿qué ocurria conmigo?. Me gané el apelativo de petulante y sobrada, no me intereso en lo más minimo y aún no le tomo importancia , de eso hace más de 7 años.

Solo conocia el cole, la academia y mi casa, no queria más. Se preguntaron entonces, ¿si estaba de viaje o estaba muerta?. Corrió el rumor de que estaba en casa cubierta con telas de arañas, que me habia muerto de una enfermedad terminal, que habia viajado a los United con mi tía o que me habian secuestrado y mi cuerpo no fue encontrado. Pasé a ser un mero fantasma, una anima que se asomaba por las ventanas de casa para observar a los muchachos jugar fútboll, los domingos en las tardes. Y no me importó, seguí en lo mismo.

No salia, no hablaba con nadie, aún lo hago y no me importa. Me volví uraña. Pocos amigos tuve y a pocas personas conserve en mi trayecto. Mi vida se ha vuelto así, el de una solitaria entusiasta del destino que ha elegido. Se preguntan por que soy antisocial y respondo que "no lo soy", tan solo prefiero estar con gente que no se la pase hablando estupideses, y es que aguantar el fútboll peruano, los novios, los hijos y las fiestas no va conmigo. Prefiero seguir encerrada en casa y que sigán creyendo que he muerto.

Hace mucho que mi vida ha cambiado. No soy la misma muchacha ingenua, sumisa y risueña. Lo siento, ahora conozco mis derechos y quiero que los respeten.

Por el hecho de ser la prima mayor cuidaba a todos lo criters, hijos de mis tíos, que venián a casa a jugar. Me los encargaban como si fueran míos. Pero eso se acabó, y si alguno quiere jugar al chancacarro, saltatecho, u otro tipo de diversión, ¡que lo haga!, no me interesa. Quieren que les haga favores y no estoy de acuerdo. Muchos suelen ser convenidos y no estoy para eso, suficiente con hacerselos a mis padres.

Desde que ingrese a la universidad, amplié mi conocimiento. Ahora conozco San Isidro, San Borja, Breña, Surquillo, Surco, Miraflores, Los Olivos y San Martín de Porres. ¿Cómo?, la respuesta está en la variedad de alumnos y zonas en las que viven. Ahora salgo más, mi vida se ha vuelto un poco más "placentera". Me divierte ver a la gente pasear por la calle y estar cerca a ellos. Pero en casa, sigo bajo cuatro llaves pues no hay con quien platicar.

Maldita la hora en que mis primas se casaron, maldito el momento en que sus maridos las preñaron, maldito el día en que mi mejor amiga se mudo, maldita generación que dejó perturbarse y maldita sea la hora en que los conocí. ¡Joder!

jueves, octubre 19, 2006

Sentencia

¿Para qué quiero vivir si no tengo al ser amado?. Boberias. Mente retrógada y repugnante, ¿cómo se te ocurre pensar en ello?, ¿la locura se apodero de tí?, ¿un lapsus quizás?.. lo más probable.

Vívir. Por que no quiero dejar las cosas así, quiero cambiar en algo esta vida insignificante llena de problemas, de quehaceres. Quiero ser lo que siempre quize , ¿porqué escuchar voces que decepcionan, que en nada me ayudan a mejorar?. Oír las mismas cosas, "la suerte", ¿quién dijó que existe?...Yo no creo en ella, mi vida gira en rumbo a lo que yo quiero, lo que preciso y deseo. Por que cuando pretendo algo con tanta fuerza muevo el mundo entero por conseguirlo.


¿Dejarme vencer por los obstáculos?. No, eso es una mera sensación de derrrota, pesimismo propio de un ser que repugna su vida, alguién cuya incapacidad de amarse sobrepasa los límites del menosprecio.


Yo me amo. Me quiero tanto que al mirarme cada día al espejo lanzo besos al espectro. Me anhelo, me deseo y me concibo. Decido y forjo mi destino, soy yo quien crea las reglas del juego en este mundo intolerante de todo aquel que no cumple con normas. Aquellas que vuelven sumisas a una suma de borregos que siguen con afán las fantasias propias de un totalitarismo , impuesto por estados y gobiernos que desgarran mi piel cuando pago el IGV.

Sí soy así, inapropiadamente sana, deslumbrada por la vida pagana. ¡Júzguenme si quieren!, pero en nada cambiaran una actitud incansable que por mucho será algo que ustedes bien quisieran ser.

Conflicto

- ¿Qué cosa quieres?
- no sé... sigue escribiendo
- ¿Porqué?
- por que yo lo mando
- No entiendo... ¿qué te pasa?, ¿quién eres? ...
- tú
- ¡Mentira!, ¿qué me pasa? no lo entiendo. ¿Eres dios?
- no... soy tú
- Dime la verdad. ¿Quién eres?, ¿qué haces allí?, ¿porqué me hablas con persistencia?. ¿Qué me pasa?, ¿estás allí?
- sí... sigue escribiendo, no te detengas que los demás observen
- ¿Qué?
- el manuscrito
- ¿Crees que este bien?
- sí... tu sigue
- Aún no has respondido. ¿Qué quieres?, ¿quién eres?, ¿qué buscas de mí?...
- nada... sólo escribe
- ¡Pero dime! no aguanto... soy impaciente
- no te detengas
- ¡Responde!
- tu conciencia.
_...

martes, octubre 17, 2006

Camino a casa

Durante el verano, las horas parecen inagotarse... Ningún destello de aire fresco roza en el rostro de quién viaja en un bus, de regreso e ida al hogar. La suma de olores, repentinos atropellos, y robos acuciosos son el pan de cada día.Alojarse en un pequeño espacio de no más de un metro por lado, y encontrarse cerca a un obeso que te roza sin querer, son sucesos que ameritan una llamada de atención.

El calor perdura, las ventanas están cerradas, los olores se impregnan y nadie reclama. "Apúrese señor que este carro parece una tortuga", es lo único que parece importar a una señora bien al saco que toma muy en cuenta lo de "el tiempo es oro". Observar ciertas actitudes resulta placentero, pero asimilar que el olfato se haya adecuado al repuganante olor a alas que arremete destruir el sentido propio, y que capta adeptos en las moscas que repentinamente aparecen, no resulta nada fácil.
"Toma asiento niña, yo ya bajo" me dice una dama muy atenta que se digna a bajar en la avenida Arequipa a escasas horas de la tarde. Arremetó contra la ventana, nadie esta a mi lado, "puedo respirar", pienso, mientras ubico la forma para sacar la nariz por algun orificio. Estoy más tranquila, hay pocos pasajeros y el aroma parece esfumarze despues de la bajada de una manada de ellos, en dirección al Rebagliati.

Una cuadra más adelante sube un hombre muy obeso. Aquél, no encontró mejor criterio que sentarse junto a mí y compartir ese pequeño espacio, cual nido de aves. De polera roja y pantalon oscuro, el tipo simula ser un guayruro. Pero esta vez la suerte no parece acompañarlo, junto a él se encuentra una joven impetuosa que no dudará en meterle un codazo si sus intenciones sobrepasan un típico roce no intencional.

Derroche de petulancia y presunción. El tipo saca del bolsillo un celular, la coloca cerca al oído y simula una llamada.. pero no cuenta con saldo suficiente, la operadora lo incrimina. La verguenza se apodera del rechoncho y su rostro se confunde con una manzana: roja, fresca y suave. Vuelve el celular al bolsillo luego cruza los brazos, sus ojos se rinden, los cierra y no los abre. La incomodidad no me deja estirar las piernas, sujeto mi codo izquierdo con la mano derecha, mientras los dedos de la primera extremidad juegan con mi cabello, revoloteando el envoltorio cenizo de mi cráneo.

Falta mucho para llegar a casa, el camino es largo y el gordinflón esta dormido, con la cabeza gacha y los brazos caídos. El sueño es contagioso y muy a pesar de mi esfuerzo, caígo rendida a los brazos del agotamiento. Contrapongo el deseo de cerrar los párpados con el indicio de que el gordo pudiéra despertar de manera abrupta. Sin embargo, mi pésadez es tanta que la primera derrota a la segunda por goleada.

Mi mente se nubla y al cerrar los ojos, apagó el deseo por permanecer atenta a las intenciones del cuerpo adiposo. No recuerdo más nada, un rotundo golpe en el hombro derecho, por parte del ventanal, me despierta y mi intéres por saber del gordo provoca que le busque la mirada. Cuando de pronto, ¡Oh... sorpresa!, no está a mi lado. Él ha bajado antes que yo, ¿donde?... no tengo la respuesta.

Ya solo faltan dos cuadras y me acomodo la cabellera, aquella que el ventarron que entra por mi ventana no se cansa en desacomodar. Me levanto y tomo postura, la velocidad del bus no detiene mi andar, por el contrario la acelera. No quiero salir despegada por la puerta, asi que tomo el pasamanos, engrasado por el sudor de palmas húmedas. Al bajar, siento el roce del aire no tan fresco pero despegado del aroma repugnante. El bus se va, no disipo rastro humano, debo esperar otro carro.



 
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