domingo, octubre 19, 2008

Deseo

La cordura se escapa de mis manos.
Soy una loca hambrienta de placer,
y mi instinto nos lleva por caminos
que conducen a un sendero inigualable.

Pocos logran escapar de este suceso.
Resulta inexplicable la forma en que nos controla.
Rodea todo espacio de lógica, y nos convierte en animales,
cuyo exceso de furia evoca el deseo, e impulsa nuestro cuerpo.

El autocontrol disminuye con las caricias.
A punto de quebrarme invoco algo de razón.
El precipitarme no es algo mió;
la cabeza en su lugar siempre la tuve.

Pero algo en ti domina mis acciones,
y no encuentro palabras que describan el suceso.
Ese que me producen tus manos cuando tocas mi piel,
y el revoloteo que produces en mi cabello.
O el suave perfume de tu cuello que aumentan los deseos,
por tomarte, y hacerte parte de mis fantasías.

Esas que aumentaron con el transcurrir de mis años mozos,
y cuya producción ameritaran escenas espectaculares,
las que solo una loca solitaria podría realizar en su cabeza.
Lejos de juicios que ameriten una subida de peso,
provocadas por la ansiedad y el temor que en mi causasen,
aquellos que del sexo y del amor, aún, no saben nada.

Gatitos hambrientos



El minino se aproxima a la cerca,
una gata en celo lo seduce.
El aroma penetrando en sus sentidos,
produce en él pasos ligeros de ansiedad.

La luna orgullosa se muestra toda,
implacable e insolente con su desnudez.
La misma se acopla a estas dos figuras,
y va iluminando la hermosura,
de la gatita sedienta de placer.

La pícara lame sus patas con delicadeza
incitando al minino carente de cordura,
quién mueve la cola con ligereza,
para poder llamar su atención.

Al fin la gata se acerca y lo roza.
Sobre la cerca van juntando sus cuerpos.

Pero hay algo que al minino perturba,
y es que otro gatito tiende a aparecer.

Pequeña flor

Loca, estúpida, imbécil e insensata.
Muchos podrían tildarla de mil y una formas,
yo la llamo “loca enamorada, inconsciente y perturbada”
que un día le confió todo a una persona,
y hoy perdió todo de sí.

Su vida es todo un melodrama,
donde el amor y el odio dominaron sus acciones.
Se enamoró de un hombre que no la valoraba,
y que se deshizo de ella como todo un miserable.

La tomó por la fuerza y la hizo infeliz,
la obligo a hacer cosas que no quería,
y hoy su consciencia se lo atribuye.

Su pecho le duele de harta amargura,
y su vientre le incita un profundo dolor.

Joven y bella, ha perdido gran parte de su vida
en los brazos de un hombre mayor,
que le increpó golpes en el cuerpo y alma,
y la despojó de todo lo que para ella tenía valor.

Por mucho tiempo la pobre infeliz vivió engañada,
pero despertó de la aquella tortura que la consumía,
y aunque aún recuerda a ese maldito,
no pretende volver al hueco de donde salió.

El le quito dos cosas muy preciadas en su vida,
pequeños amores que estarían hoy a su lado;
mas entierra ese sufrimiento en el alma,
que le produjo quién su pureza nunca confió.

 
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