sábado, junio 23, 2007

La teacher


De todos los tamaños, formas, texturas, colores y olores; cada trasero emanaba su propia personalidad. Uno por uno exclamaba piedad, mientras se preparaban para entablar una lucha que martirizaba la piel, y carcomia el espiritu.

Sometidos a un cruel castigo, formaban una fila provocando tumulto. Era un caos, nadie queria colocarse en el puesto numero 01, e inaugurar aquel masoquista despliegue de autoridad.


Con el instrumento en mano, recorria los espacios del cuarto observando con molestia a los pobres inocentes impregnados de ternura. Nada perturbaba su decisión; ni aquellas caritas suplicantes, ni aquellos cuerpecitos delicados.


En los pupitres algunos observaban, obligatoriamente, un acto bochornoso, para algunos, y satisfactorio para otros. Coquito estaba parado frente al rostro de cada niño, obstaculizando la visión, mas, caia abruptamente cuando el golpe certero de la regla dejaba entrever el show.


"Ella es un angel", decian colegas suyos; pero para sus alumnos era el demonio en persona. Pobre de aquel que no cumplia con sus tareas, que acudia a Coquito, o desobedecia sus órdenes. La profesora frustró la niñez de más de 30 niños, que aprendieron a sobrellevar con dolor aquella etapa perdida. Una epoca de engaños, maltratos, desconfianza, y rencor; que alimento con el tiempo la sed de venganza, y el sentimiento de inferioridad que marcó la vida de aquellas pobres, tristes y solitarias criaturas.


Han pasado más de 12 años desde aquello, sin embrago, el tiempo no ha podido borrar las cicatrices que ella me dejó durante mi niñez. Aún existe la maldad en aquella profesora, la misma que está resguardada dentro de su corazon esperando salir, nuevamente, como un león que busca cazar a su presa.

Nuevas generaciones la tienen como profesora, nuevas víctimas, nuevas cicatrices, nuevos sufrimientos, nuevas frustraciones, nuevas angustias, y viejos castigos.

 
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