martes, abril 14, 2009

Como amamos las mujeres

Escrito Marzo/2009
¿Cómo amamos las mujeres?... Creo que con todas las entrañas… Es raro saber como y cuando sucede este extraño acontecimiento. Dejamos entonces de pensar en nosotras y nos enfocamos en hacerle la vida grata a otro. Sí, nosotras somos altruistas.

Nos desinteresamos por completo de nuestros propios intereses y buscamos satisfacer los suyos, nos ponemos al pendiente de sus gustos, de sus deberes, o deseos. Los llamamos con insistencia pero no por joda sino por que los queremos. Las mujeres se preocupan al grado en que solemos llorar o jalarnos los cabellos, si sabemos que debían contestar y no lo hacen, y es la preocupación: el hecho de saber que pudo pasarles algo.

Las mujeres llevamos un registro en la memoria, de las pequeñas cosas que nos fueron grandes. Las palabras, las acciones, los detalles. Las sonrisas, las metidas de pata, los espasmos multicolores, el susurro en el oído, la mirada reconfortante, el abrazo poderoso, el primer beso, la primera caricia.

Que bonito cuando se esta enamorada, amas los defectos y lo pones en el mismo saco de las cualidades. ¡Grave error! Pero se esta ciega, y la ceguera es bastante obvia cuando no se advierten los consejos. Lástima, ellos saben muy bien el juego, y tú una victima de esos inescrupulosos.

Palabras bonitas, promesas futuras. Vida pasajera vista con anhelo. Te promete la Luna y las estrellas. Un universo de ilusiones, teñidas de esperanza. El es un pobre infante pidiéndote afecto, te sigue y te aprecia con ojos perdidos. Incrustados en el suave mirar de tus pupilas. Y tú, te crees el cuento y caes en sus redes.

Crees tenerlo perdido en tus manos, soñando que dichas palabras sean ciertas. “Te amo” repite constantemente, y esta recorre tus venas. Sus versos son alimentos de cada día y los detalles te brindan placer y sosiego. Hermoso sentimiento el que te inspira. Empiezas a creer que amar sea cierto.

Llegado a aquel punto de inquebrantable dulzura, te has convertido sin darte cuenta en su mañanera constante, la que lo despierta con ternura a través de frases constantes: Te quiero, te extraño, te añoro, te amo. Ahora eres presa de su alma cautiva. Bendita la hora en que el amor conociste, maldito el momento en el que de él te enamoraste.

Ahora te toma de sorpresa sus actos, manifestación de la real y cruda verdad. El ejemplo perfecto de la intolerancia humana, el reflejo poco viril de su nefasta cualidad. El ya no te toma de la mano, no te dice más nuca palabras hermosas al oído, no te regala más rosas en verano, ni te mitiga el invierno con suspiros.

Te toma de sorpresa sus metidas de pata, cuando rejura que nunca hizo algo parecido, más con sus actos manifiesta lo contrario. Pero tú, enamorada no tomas en serio lo vivido, y te colocas el antifaz para no ver lo que ya parece ser evidente. Nunca te amo, solo fuiste un intento. Nunca te quiso, solo te deseaba. Tu alma no añoraba, sino tu cuerpo. Y calentarse no quería con tus besos, sino al estar en tu cama.

¿Como amamos las mujeres? …De la manera en que queremos que nos amen, de la forma en queremos que nos hablen, brindando afecto por detalles… Y si el amor es manifestación de empatia, Dios sabe bien que de ello, sí conocemos.

Por que solo el Perfecto Imbecil no es capaz de valorar a las mujeres.

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