Me dirijo hacia ti con prepotencia,
con aires de chica enfurecida
porque observe en tus ojos la inclemencia
y ahora alboroto tu insania.
Se deslumbran también mis oídos
con el atrevimiento de tus versos,
pero sé que ahora no es momento
para albergar errores ni tormentos.
Ya llegará el día
en que combatamos cuerpo a cuerpo,
y quién cederá, entonces, ante las armas
que encierre el venidero arranque de fuego.
con aires de chica enfurecida
porque observe en tus ojos la inclemencia
y ahora alboroto tu insania.
Se deslumbran también mis oídos
con el atrevimiento de tus versos,
pero sé que ahora no es momento
para albergar errores ni tormentos.
Ya llegará el día
en que combatamos cuerpo a cuerpo,
y quién cederá, entonces, ante las armas
que encierre el venidero arranque de fuego.
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