lunes, setiembre 14, 2009

SinceraT


Cierto es que en la vida nos movemos detrás de las paredes, esperando que suceda algo que motiven otros pasos. Espero entonces que alguien diga algo, bueno o malo necesito saberlo. Y si no dicen nada me perturbo, caigo en profundo desconsuelo porque no hay una palabra que produzca o descontrole.

Por mucho el temor, por mucho la angustia, por mucho la vergüenza, por mucho los complejos. Se dice entonces que el mundo no cambia pero la vida varía. Y con el transcurrir de los años fui aprendiendo. Observando alrededor te das cuenta, entonces, que el mundo sigue su rumbo, todo se vive por la rutina.

Quizás tenía temor de enfrentar lo que sentía, y me reprimía siempre los pensamientos. De pequeña el atropello, de adolescente la vergüenza, ya de joven voy a lo seguro, no te temo más. Ya no espero que me apremies, ya no. ¡No más padre!... Ahora sé que todo era por ti. Me enseñaste a seguir, debía ser la mejor, debí dar siempre el 110%, pero heme aquí parada frente a ti diciéndote: “¡Y a no será! Nunca más”.

Que libre se siente mi alma, mi despego va delante del tuyo, creo saber entonces el enfoque y puedo decir me siento bien. Esta la tranquilidad del anima, saber que no ruego, que no pienso más en lo pasado, que el futuro ya vendrá, y que solo se debe vivir del momento. No, no soy una idealista, solo era una romántica tratando de acaparar el mundo con mis conceptos.

Lástima de aquellos que seguimos creyendo que por hacer bien o mal, la vida seguirá un rumbo ajeno. No, eso no era cierto. Que es bueno o malo, entonces, sino una mentalidad propagada de imperfectos, de moral venida a menos, cuando la felicidad no se apaña.

Es cierto ahora soy más feliz, no lo niego. Me siento otro tipo de mujer, segura, confiada, querida, adorada. No más temores conmigo, ni incertidumbres del pasado, que el futuro se tiñe de infinitas alternativas, y que la vida simplemente se ha vuelto en mi reto. Quiero sacarle provecho, no dejare me tomes por sorpresa, y luego qué, te preguntas. Luego simplemente no es nada.

Le dije que lo siento, no me reprimo, no me miento. Ya le he dicho que le quiero, que lo quise y que lo amaba. Que el deseo sigue enfurecido, que las ganas no terminan, y que un beso sellase todo lo que fue infinitamente eterno. Un bonito recuerdo, el más hermoso que he tenido, los momentos más gratos. La anécdota compartida, la gran sonrisa, la autoestima.

Dijimos Adiós con una mano en alto, con una sonrisa cómplice, con el alma libre de prejuicios, y estereotipos pisoteados por momentos. Que preciado, que felicidad inherente a ese sentimiento. Ahora no hay temores, no hay rencores. Se siente el alma libre, la conformidad de saber que estamos lejos. Volaremos en libertad hacia el horizonte, y el rumbo tomado será estupendo.

Y a partir de ahora, te digo que no lo siento. Soy sincera ya con mis sentimientos, con lo que pienso, con lo que creo. Honestamente, la vida es mucho mejor así. Tal vez el mundo no cambie, tal ves solo las personas varíen pero con personas así, el mundo puede dejar de ser perverso. Dejarse de engaños, admitir la verdad. Sí, eso “la verdad os hará libres”.

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