Sobre este soberano tiempo en que fui dejando atrás el recate no diré nada. Todo puede suceder de manera tranquila si no se anda haciendo uno bolas con respecto a temas que para otros resulten tabú. Yo en cambio puedo hablar con lujos y detalles sobre mi vida algo placentera pero otras veces fofa.
No es libertinaje ni tampoco clandestinidad, simplemente es expresar lo que siento y pienso con respecto al sexo, el placer y los vicios que poseo. En algo puedo estar equivocada, y no lo niego. Soy humana y por tanto errante, pero me encanta. Que si he jugado sucio o simplemente de manera instintiva, y si he sabido llevarle al orgasmo o me incentive a mi misma, no son temas que puedan diferir ahora de mi manera de ver la vida.
Que si antes era una de esas chicas tranquilas que enmascaran sus deseos, se llenan de dudas, y viven con el resentimiento cuando encuentran a alguien y no pudiendo siquiera mirarle a los ojos, callan y por ende reciben migajillas. No experimentan el placer o el goce de un cuerpo en plenitud, o las caricias de un hombre perplejo y atónito cuando te pones sus prendas intimas o quizás tampoco experimenten lo maravilloso de un streep. El coloquio provocado tras una fantasía.
Va yéndose lento el respeto por lo que dice la moral que es correcto, ahora simplemente ando en vía de lo que este bien para mi. No hablamos de putas, golfas o mujerzuelas; ni mucho menos de fáciles, jugadoras o pendejas. Simplemente de una chica open mind. Sin prejuicios, pero con moral intachable, sin una mente estereotipada o ubicada solo en un lugar, privándose de las ganancias aprendidas.
De una mujer que solo quiere disfrutar su vida sexual llevada a través de sus principios, seguida también de sus valores. Alguien como yo, quizás, una chica que disfruta al lado de un buen hombre, de un animal en la cama, de un fofo tierno que te trata con cuidado, que te sigue el juego y no se mimetiza. Que te dice lo que quiere y al que complaces porque te encanta. Un hombre más que hombre, un compañero.
Pero no andaré argumentando el porque de nuestros buenos momentos, ni deduciendo los que vendrán próximamente. Lo mejor a través de mi experiencia adquirida es vivir tan solo del presente, no pensar en lo que viene porque quizás pueda que solo nos quede unos minutos de vida. Mas, esta bien, lo admito si se trata de esperar “ese mañana”, lo espero con gusto acostumbrada a esmerarme por realizar un acto maravilloso.
No es libertinaje ni tampoco clandestinidad, simplemente es expresar lo que siento y pienso con respecto al sexo, el placer y los vicios que poseo. En algo puedo estar equivocada, y no lo niego. Soy humana y por tanto errante, pero me encanta. Que si he jugado sucio o simplemente de manera instintiva, y si he sabido llevarle al orgasmo o me incentive a mi misma, no son temas que puedan diferir ahora de mi manera de ver la vida.
Que si antes era una de esas chicas tranquilas que enmascaran sus deseos, se llenan de dudas, y viven con el resentimiento cuando encuentran a alguien y no pudiendo siquiera mirarle a los ojos, callan y por ende reciben migajillas. No experimentan el placer o el goce de un cuerpo en plenitud, o las caricias de un hombre perplejo y atónito cuando te pones sus prendas intimas o quizás tampoco experimenten lo maravilloso de un streep. El coloquio provocado tras una fantasía.
Va yéndose lento el respeto por lo que dice la moral que es correcto, ahora simplemente ando en vía de lo que este bien para mi. No hablamos de putas, golfas o mujerzuelas; ni mucho menos de fáciles, jugadoras o pendejas. Simplemente de una chica open mind. Sin prejuicios, pero con moral intachable, sin una mente estereotipada o ubicada solo en un lugar, privándose de las ganancias aprendidas.
De una mujer que solo quiere disfrutar su vida sexual llevada a través de sus principios, seguida también de sus valores. Alguien como yo, quizás, una chica que disfruta al lado de un buen hombre, de un animal en la cama, de un fofo tierno que te trata con cuidado, que te sigue el juego y no se mimetiza. Que te dice lo que quiere y al que complaces porque te encanta. Un hombre más que hombre, un compañero.
Pero no andaré argumentando el porque de nuestros buenos momentos, ni deduciendo los que vendrán próximamente. Lo mejor a través de mi experiencia adquirida es vivir tan solo del presente, no pensar en lo que viene porque quizás pueda que solo nos quede unos minutos de vida. Mas, esta bien, lo admito si se trata de esperar “ese mañana”, lo espero con gusto acostumbrada a esmerarme por realizar un acto maravilloso.
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